He pensado que una buena forma de celebrar el Día del Libro es publicando esta nueva Traduficción Sonora de Traducine titulada Resplandor en la editorial, ya que esta obra de microteatro en versión únicamente sonora tiene mucho que ver con el mundo editorial, como su propio título sugiere, y me ofrece el nexo perfecto con los libros.

El guion es de Marc Egea (quien amablemente me autorizó a adaptarlo) y la adaptación es de Miguel Ángel Aijón (quien, además, me prestó su maravillosa voz y dotes interpretativas) para que, junto con mi voz, esta obra viera la luz.

Le tengo especial ilusión porque fue la primera ficción sonora que grabamos y me sirvió de punto de partida para aprender, divertirme e ir creciendo como actriz en las siguientes (algunas ya grabadas y otras en producción), además de ir dando forma a nuevas ideas que recogerán también la vocación inicial del blog de Traducine (aprender expresiones y palabras curiosas del inglés con relatos bilingües) e ir dándole forma a un nuevo servicio profesional: dramatizar capítulos y escenas de novelas de autores independientes con fines promocionales. Muy pronto disfrutaréis de un capítulo dramatizado que hará que queráis compraros el libro…

Tengo que dar las gracias a muchas personas que me están apoyando detrás de las cámaras para rebajar los costes de producción —que os aseguro que no son pequeños—. Podréis disfrutar de casi todas las grabaciones en redes, en el canal de Youtube, en la web, etcétera, de manera pública, pero si quieres echarme un cablecillo para financiarlo, en la sección Traduficción Sonora os hablo de las diversas formas de colaborar.

Siempre intento darle autenticidad a estas creaciones y en esta ocasión, me gustaría compartir con vosotros el periplo para crear el efecto de la máquina de escribir. Quise localizar una máquina de escribir antigua que fuera coherente con el año en que está ambientada la obra. Fue una odisea encontrarla y transportarla hasta el estudio para fotografiarla y grabar el foley (efecto de sala). Lamentablemente, perdimos la Underwood que había pertenecido a mi padre y con la que yo aprendí, y como buena mecanógrafa y, precisamente, en homenaje a mi padre (que fue taquimecanógrafo de profesión), la que aporrea pulsa delicadamente las teclas de la máquina que nos prestó José Javier Moreno es una servidora. 

¡Espero que os guste y paséis un feliz Día del Libro!

MBJ